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CONOCE LOS 3 TIPOS DE PROTECCIÓN
Todos estamos expuestos a accidentes como caídas y golpes en el rostro, por lo que también existe el riesgo de perder una pieza dental. Las personas expuestas a deportes extremos, sin duda, son las que tienen mayores probabilidades de sufrir lesiones bucales. Para evitar perder una pieza dental, se recomienda que las actividades deportivas con riesgos de golpe, sean realizadas haciendo uso de un protector bucal. Afortunadamente, la conciencia sobre este uso se está volviendo más común.
María del Mar Vázquez, estudiante de la carrera Aparatología Dental del Instituto Superior Tecnológico San Antonio ITSA, por su cercanía al deporte del motocross, encontró una necesidad. Su hermano practica este deporte, sufriendo a menudo desgaste dental y problemas mandibulares, ya que este tipo de deportes generan estrés y presión de los dientes. A raíz de este problema, María del Mar utilizó sus conocimientos adquiridos para diseñar un protector bucal específico para su hermano, quien lo estrenó en una de sus carreras y ¡sintió la diferencia inmediatamente!
Gracias a este protector bucal, su hermano ha logrado regular y controlado su mordida y lo más importante, protege sus piezas dentales de golpes y daños que pueden poner en riesgo su salud y bienestar bucal.
María del Mar nos cuenta acerca de los 3 tipos de protectores bucodentales que existen, sus ventajas y características:
Tipo I – Prefabricados (no adaptables)
Se adquieren en tiendas deportivas y son confeccionados mediante diversos materiales: goma, silicona y látex. Su precio es normalmente asequible y son de fácil adquisición. Sin embargo, muestran los siguientes inconvenientes: tienen medidas preestablecidas, pueden ser incómodos, no retentivos, interfieren en la fonación, respiración y deglución, son normalmente voluminosos y no hay evidencias de que sean efectivos, por lo que desde el punto de vista científico, no es aconsejable su uso.
Tipo II – Adaptables (de revestimiento y reutilizables)
Se adquieren en tiendas deportivas y poseen condiciones fijas que se adaptan a la boca del portador. Los de revestimiento son poco utilizados. Pueden ser de cubierta rígida, de cloruro de vinilo, o de revestimiento suave y flexible que se adaptan a los dientes. Los reutilizables son los más populares, se confeccionan de materiales termoplásticos como el acetato vinílico etileno. Para obtener buenos resultados deben ser adaptados por un profesional; son de precio asequible, adquisición fácil y buena retención. No obstante, presentan algunos inconvenientes: los de revestimiento son demasiado voluminosos, incómodos, inestables dimensionalmente, sin la elasticidad necesaria, sabor y olor desagradables. Los reutilizables poseen extensiones inadecuadas que no suelen cubrir todos los dientes posteriores, se deforman al morderlos y carecen de integridad estructural a largo plazo, otorgando una falsa sensación de protección. Reducen su espesor oclusal entre un 70 % y 99 % durante el proceso de modelado y confección.
Tipo III – Individualizados (personalizados o hechos a la medida):
Se confeccionan en laboratorios dentales y se realizan sobre modelos de yeso obtenidos a través de una impresión de alginato. Por lo general son de acetato vinílico etileno y un espesor mínimo de 3 mm. Presentan buena adaptación, buena retención y protección adecuada; son cómodos y se confeccionan de materiales estables; interfieren lo mínimo en el habla y no influyen sobre la respiración. Además, pueden modificarse para los pacientes portadores de ortodoncia o pacientes con dentición mixta. Son más costosos.
En conclusión, las lesiones traumáticas en piezas dentales son casi habituales en el deporte, por lo que se recomienda su prevención mediante el uso de protectores bucales. Los protectores bucales individualizados son los más efectivos para la prevención de estas lesiones durante la práctica deportiva y su función más importante es estabilizar la mandíbula y minimizar el riesgo de las lesiones.
Es necesario recomendar el uso del protector bucal en la práctica de cualquier deporte sea aficionado o profesional, de modo que se puedan prevenir en gran medida las lesiones traumáticas dentomaxilofaciales.
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